domingo, 23 de abril de 2017

Hoy, pero hace dos años.

Sé que caigo medio tarde, soy lenteja, pero al final, zas! me cae la ficha.
Por el lado de mi vieja, sin quererlo, la sangre nos late a las muchachas de modo diferente, hacemos las cosas con mucho huevo, y en cada paso, sin quererlo, todas enseñan algo.
Miren, les cuento con anécdotas, para que se den idea:
La Ester, con esa dulzura que ni una sombra de tristeza le quita. Me dijo una vez: "Tener un hijo es lo más doloroso del mundo, pero a la vez, Dani, es una alegría tan grande tan grande, que no se puede explicar". Le creí tanto que parí cuatro. Y ella ahí, roble y huertita, nido y cobijo para todos.
La Graciel, docente, que me enseña a tejer, a entender a los chicos del lugar donde trabajo, y me da clases de cómo ser una mamá entera y eterna. La princesa, la amiga.
La Ceci, mi hermana. Raja si te pesca en una, pero si justo a vos te tocó bailar con la más fea, y la más fea siempre es Madame La Mort, tenela de tu lado. Se entrenó jugando Tomb Raider, lo practicó en la vida.
La Nati, la que creció con un par de zapatos, y la ropa que le pasábamos nosotras. Dicen que todos tenemos nuestro premio en esta vida. Después de años de apostar y coser los vestidos de todas, es hora de que la dejemos con su esposo, los chinchulines de los hijos, las plantas y los lemon pie. Si hay alguien que cree que Romeo y Julieta podemos ser todos, es ella.
La Ire, que acaba de prometerle amor eterno a la Vicky.  Después de tanta noche, el sol les brilla en los dedos. Y si en realidad las canciones de amor de Chabela tuvieran imágenes, serían las de ellas enamoradas. La Nona seguramente les hubiera regalado un ramo de "gladiolos, nena, mira qué hermosos salieron!"
La Tía Norma. Acá en Mendoza no se hacen concursos de empanadas, sabían? Es por su culpa. No hay con qué darle. Ni a los huevos fritos con lascas de queso duro. Ni a su solidaridad, ni a la emoción que muestra con los hijos de los demás (como si ella no tuviera, cinco hizo como jazmines, enredados y amorosos!). Impedile algo: casa, hijos, nietos, jardín y dos suegras!!!! Y es la única de las González que maneja un Rastrojero como si fuera un Lancia. Creo que tiene la certeza de la eternidad.
La Negrita. Mamá de cinco, suegra perfecta, hermana del alma. Si algo sabe, es sostener. Y le tiene miedo a muchas cosas, pero no a la vida. La primera navidad que pasé separada, por poco no me adopta. Y mirale los dedos, le ves las chispas? Para la costura o para las caricias, para eso piensa que Dios se las dio.
La Yuyi. La Irma Nelida, la que pensaba que la vida era una cosa, descubrió que era otra, le dio un voleo en el culo y se hizo una vida nueva. Yo no sé cuantas veces la vi caer. Se levantaba rapidísimo y seguía. Y ahora la vi lagrimear con el golpe de los cinco dedos y palma que Mamba Negra le da a Bill. Y me temblaron las piernas. "Carajo, le gusta Tarantino ahora que tiene 63". No le llego ni al taco del zapato. Pero qué quieren, es una González.

... y la María. Sin ella no empiezan estas historias. Liberada, independiente, escandalosa y amada. Hasta hoy, que escribo esto y lloro porque no está. Hay más primas, sobrinas, mis propias hijas. Ellas son así también, acá la naturaleza se saltó el adn y les permitió a cada una las mismas virtudes.
Las mismas sonrisas.

Jodeme que no estoy soñando. Tengo una familia.

martes, 27 de noviembre de 2012

tráfico

ya no está, al parecer, la llama del inicio.
la que, la mayoría de las veces, nos transforma en ganadores.
qué pedazos de nosotros vuelan por el aire,
si el corazón, muerto de miedo, se queda atado al recuerdo?

nunca sabe nadie el precio de una lágrima,
cuando el que llora es otro.

de todas las opciones, elegí las peores.
satisfecho?
las heridas están frescas, porque las batallas se perdieron.
si hubiera ganado cada una de ellas, 
sería igual este monstruo, nada cambiaría.

no puedo mirar más lejos.
en este camino,
que andamos en sentidos inversos,
vos te quedaste con la fuerza.
y yo, con nada.



lunes, 19 de diciembre de 2011

De la mano del sol

Cuando las ausencias son muy dolorosas, se echa mano a cualquier recurso que resucite al ausente.
(dios bendiga a los recuerdos)


Proyectaba para mi papá una vejez tranquila, lejos de los perros y los rifles, y más cerca de la caña de pescar y los nietos. La imaginaba a mi mamá retándolo porque en invierno volviera tarde de los asados. A la Nati abrazándolo por vicio, a la Ceci llevándolo a ver a Roger Waters, al Román tratando de llevarlo a misa.
Yo podría mirar de lejos (que para eso sirvo), y él, cada tanto, me sonreiría.
Ya no me hincharía porque estudie, y si me diría, 389 veces al día, como se puede querer a los hijos y a la vez, enderezarlos.
Se sentaría conmigo en el patio, cervecita mediante, y me diría: "Siempre supe que eras peronista"

Cómo es posible armar tanto con un ausente?
Porque una vez me llevó de la mano, y en micro hasta su trabajo, me abrió su cajón del escritorio, me dió un Hall´s Strong, me acomodaba el poncho y la medallita de la Viergen Niña, dijo "Petrona, esta es mi muñeca", y no me soltó, ni un ratito, la mano.



(decime, por dios, que estás por acá)


viernes, 28 de octubre de 2011

Peter Pantera

Fue cuando subimos al auto con Quique.Él puso la radio y los recuerdos se vinieron de golpe, como una avalancha.
-Uh, Bon Jovi!...
-Qué? te gusta?
-Sí... Me recuerda a...
a...
a...

1989. Diecisiete años y un novio inesperado. El mundo, como siempre a esa edad, contra una, y él en medio, protegiéndome de todo.
Se ganó a mi papá, a mi mamá, a mis abuelas y a mis hermanos más chicos. Entendía mi amor por Morrisey, mis enojos, mis caprichos. Me celaba, me cuidaba. Peter Pantera me adoraba.
Fué el primero (y éso hay que aclarárselo a todas las chicas: él primero nunca se olvida). Cuando dejamos de vernos, mi viejo me dió un sermón que recordaría muchos años después: los que te quieren, no son descartables.

Qué cuernos sucede en la cabeza de una chica de diecisiete años, como para dejar un amor con garantía de por vida, y dedicarse a saltar precipicios.

martes, 4 de enero de 2011

-Y en qué año llegó?
-Ay! Qué se ió!
-Pero nada te contaron? NADA?
-No te estoy diciendo que ió tenía cuatro años cuando se murió?
-...cachen`dié...


Así se desarrollaba este diálogo, entre los vapores de la sidra y el clerico fizz, el sábado pasado.
La que preguntaba era yo, y la que respondía mi mamá, desconcentrada, mientras jugaba al rummy con la Pauli.
Quien suscribe, desparramada en el sillón, miraba "Promesas del este". En la secuencia del cumpleaños familiar en restaurant, un ruso pelilargo toca en su acordeón "Ojos negros", y toda la familia la corea.
Ahí es cuando la madre (que le hacía trampa a la nieta en las cartas), grita: "Esa canción tocaba mi nono Antonio!!!"
Y despues, el diálogo que reproduje.

Se sabe que Antonio Scafi llegó de Sicilia a fines del siglo XIX. Se sabe que nació un 4 de enero, pero no de qué año. Se sabe que era muy pobre. Se sabe que tuvo siete hijos y enviudó joven, que trabajaba la viña, que todos los varones aprendieron a tocar el acordeón, y que todas las mujeres aprendieron tarde a leer y escribir y temprano a hacer pan y a tener muchos hijos (que a mi modo de ver, es casi lo mismo). Se sabe que todos sabían "Ojos negros", que en sus patios habían sillas de totora, y que fueron cariñosos con sus nietos.
No se sabe en que año murió, porque los testigos jóvenes eran jóvenes, y los testigos viejos se murieron.
Queda una foto de él (que no salga de Desaguadero que la tiene mi mamá), y desde ahí nos mira sonriendo, con unos ojos del color que dicen que tienen aquellos que trae el mar, prolijamente vestido, flaco y enjuto, con boina y bastón. No sé si es negocio que mi vieja la tenga, porque la ve y llora.

y no se sabe nada más.



De la familia que dejó y conozco, las mujeres sabemos amasar, tener hijos, cantar y trabajar. Los varones, reirse mucho, tomar vino, y gritar en la calle tu nombre y abrazarte para saludarte.
Ni uno indiferente al sufrimiento ajeno, ni uno cobarde, ni uno que no sepa consolar.



y creo, si me animara a hacer la prueba, que todos sabríamos "Ojos negros".

jueves, 22 de julio de 2010

-34....... 57........ 12......
-Ay, casi!
-68....... 22....... Hummm, se siente olor a quemado!
-Uh! A ver....
-...cha, diga! Soy yo, se me quemó un poquito la punta!

Y así seguían, jugando con los maíces que al lunes siguiente se comerían las gallinas, pasándose el mate recontradulce y caliente, adecuado para esas tardes de domingo que me parecían eternas.
No recuerdo si primero fue una lata de dulce de batata, o una asadera vieja, pero si recuerdo el olor de los primeros braseros de mi Nona.
Los ubicaban casi de acuerdo a leyes físicas intuidas, abajo de la mesa de la cocina (que no por ser mesa de cocina era para seis personas.... no, que va: hasta dieciseis nos sentábamos a esa mesa). Cuando los pies de alguno no llegaban a su orilla, alguien renunciaba un ratito al calor y lo pasaba, "...con cuidado, sin patearlo!", nos habían enseñado.
No sé de dónde salió, o quién se lo regaló, pero un día estrenó uno fabricado, con parrillita alrededor, y unas patitas, muy paquete. Lindo, pero muy difícil de manejar.
Porque los chicos, los nietos, los manejábamos, claro que sí. Solamente bastaba contar con diez años cumplidos, y ya podíamos. Bah, podíamos muchas cosas, pero llenar el brasero nos hacía pasar a otro nivel, era como el preámbulo de empezar a cocinar solas o hacer el asado solos.
Las instrucciones eran pocas, pero estrictas en su cumplimiento:
. No llenarlo hasta el tope.
.Sostenerlo con los brazos firmes.
.Si se sacaban muchas brasas, había que poner tronquitos nuevos, para más tarde.
Repartía calor para todos lados, y no discriminó nunca entre zapatillas de corderoy y zapatos Hormagrand al momento de quemar suelas. Y el olor , dios mío!, el olor del calor mezclándose con la tierra del piso no lo sentí nunca más. Algún aguafiestas le regaló después a la abuela una estufa a garrafa.
No recuerdo ningún lampazo quemado por pasarle cerca, ni haberlo apagado jamás echándole agua. Se apagaba solito, a la noche, cuando ya nos habíamos ido o estábamos durmiendo al calor del abrazo de la Nona....

Y ahora que lo pienso, creo que recordar una cosa me hizo extrañar la otra.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Y ésto?

Acá de nuevo.
Me invité para recordar, lo que me gusta y por qué.

Cuál es el chiste?
Todos tenemos gustos en común, o no.
Pero hubo algo que nos hizo elegir.
Y sin querer, tenemos nuestra historia, contada desde otro lado.